lunes, 12 de septiembre de 2016

Sweetheart Of The Rodeo


Como bien recordaba David Fricke en las notas para la reedición de 1997 de Sweetheart Of The Rodeo, en 1968 la música rock y la música country eran compartimentos estancos artística, cultural y políticamente: la América urbana, joven y progresista frente a la América rural, creyente y conservadora. Es en este contexto donde hay que situarse para comprender en toda su dimensión lo que una simple escucha avanza. Los Byrds han construido en un par de años un mundo psicodélico y experimental que ha dado como resultado tres elepés imprescindibles —Fifth Dimension, Younger Than Yesterday y The Notorious Byrd Brothers— en los que puede haber (y de hecho hay) trazas de country, pero de ahí a deducir o pensar que el grupo de Roger McGuinn pueda grabar un disco completo de dicho estilo hay un abismo. La marcha de David Crosby y Michael Clarke y la llegada de Gram Parsons, sin embargo, harán viable lo imposible, y en marzo de 1968 encontramos a los Byrds en Nashville (aunque volverán a California para completar el trabajo) comenzando la grabación de un álbum muy, muy alejado del que acaban de publicar en enero, el mencionado The Notorious Byrd Brothers. La polémica estará servida para cuando vea la luz meses después: ni los amantes del country quieren a unas estrellas del pop metiéndose donde no les llaman, ni los seguidores de los Byrds quieren oír hablar de algo tan rancio y reaccionario. El tiempo y la distancia, que ahuyentan factores exógenos que distorsionan las valoraciones estéticas y niegan un juicio pausado, hacen que, por fortuna, olvidemos disputas coyunturales y podamos centrarnos en el objeto artístico a valorar, excelente a todas luces que no sean las del sectarismo si aquél es Sweetheart Of The Rodeo.


Dos temas espléndidos traídos por Parsons (el mítico Hickory Wind y One Hundred Years From Now, curiosamente el que suena más byrd de los once) y nueve versiones (dos de ellas, You Ain't Going Nowhere y Nothing Was Delivered, de las Basement Tapes de Dylan, a la sazón grabadas pero no difundidas oficialmente hasta 1975) conforman un álbum musicalmente intachable que justifica plenamente el cambio de rumbo de la banda. Comprendo de sobra la incredulidad de muchos al oír a los Byrds celebrar The Christian Life mientras volvían a observar atónitos la portada vaquera del plástico, pero son pecados perdonables cuando las deliciosas voces y armonías vocales, las guitarras (steel, eléctricas, acústicas), el órgano, el piano, el banjo, la mandolina, el violín, el bajo, el contrabajo y la batería nos sumergen en su cabalgar convencida y brillantemente country. Intérpretes como Lloyd Green, Clarence White, JayDee Maness, John Hartford o Earl P. Ball completan y enriquecen la labor de McGuinn, Parsons, Chris Hillman y Kevin Kelley, redondeando un cuadro sobresaliente a lo largo de su media hora larga.


Por si fuera poca la controversia que el giro estilístico iba a generar, la sustitución a última hora de la voz ya registrada de Gram Parsons en tres de los cortes por la de Roger McGuinn (junto con la de Hillman en One Hundred Years From Now) —asuntos legales, motivos creativos o egos tocados no sentará nada bien al futuro flying burrito, aunque dicha alteración no significará merma ninguna en el perfecto acabado y equilibrio del álbum. (Afortunadamente, de todos modos, le oímos cantar en You're Still On My Mind, Hickory Wind y Life In Prison.) Casi medio siglo después de su publicación, los factores desestabilizadores que rodearon a Sweetheart Of The Rodeo han quedado en elementos históricos a analizar y considerar, pero cuando uno se sienta a escucharlo solo sabe de belleza rotunda cuyas ondas sonoras te envuelven y fascinan sin remedio.

13 comentarios:

  1. Desde luego para fans de Byrds y aficionados al country es comprensible que sintiesen extrañeza y alguno rechazo, incluso me ocurrió a mi cuando descubrí al grupo en los años 90, no fue mi disco favorito en mis años mozos, con el tiempo he ido aprendiendo a valorarlo desaciendoe de esos prejuicios que comentas.
    Estupenda reseña como siempre.
    Abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Bueno vamos mejorando bueno seguimos manteniendo un gran nivel. Los temas Hickory wind, The Cristian life y el que abre el disco.
    Algo parecido le paso a Dylan con su Nashville Skyline, fue ampliamente vapuleado por el giro al country de este disco.

    ResponderEliminar
  3. Bueno vamos mejorando bueno seguimos manteniendo un gran nivel. Los temas Hickory wind, The Cristian life y el que abre el disco.
    Algo parecido le paso a Dylan con su Nashville Skyline, fue ampliamente vapuleado por el giro al country de este disco.

    ResponderEliminar
  4. Muchas gracias, Addi. Sí, creo que en el texto queda medianamente bien explicado. El cambio fue grande, más allá de los prejuicios que critico y el análisis que se haga.

    También Dylan se llevó palos, aunque no sé si lo suyo fue tan polémico como lo de los Byrds, Luis. ¿Tú qué opinas?

    Abrazos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ni mucho menos. Después del tema eléctrico de Newport lo de,este disco no debió de ser nada.

      Eliminar
  5. No sé si es el que más me gusta pero sí que creo que es el mejor y más determinante de los Byrds, ya me entiendes. Un placer siempre leer tu prosa. Abrazos.

    ResponderEliminar
  6. A mí los seis primeros discos de los Byrds me parecen imprescindibles, Johnny. Cierto que éste es soberbio, pero igual de esencial me parece "Fith Dimension", por ejemplo. El placer es mutuo.

    Abrazos.

    ResponderEliminar
  7. Mi puerta de entrada al country, flechazo a la primera escucha. Adoro a los Byrds, cada vez más, los oigo por todos lados, es casi una obsesión. Magistral entrada, saludos

    ResponderEliminar
  8. Muchas gracias, Antonio. Me pasa con los Byrds algo parecido a ti.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  9. Viajaron desde la costas californianas hasta las inmensas praderas del medio-oeste y recogieron, en este disco precisamente, las miradas y la vida de la gente que hasta entonces no tenía cabida en los enrollados campus universitarios. Gram Parsons fue el gran artífice de ese
    viaje y The Byrds pocas veces volaron tan alto. Mi disco favorito junto al "Notorious..."
    Abrazos,
    JdG

    ResponderEliminar
  10. Totalmente cierto, Javier. Esa América universitaria y enrollada nada quería saber de la otra América (y viceversa), de ahí el choque. Eso sí, el resultado fue musicalmente magnífico.

    Abrazos.

    ResponderEliminar
  11. Para mi el mejor disco de Country de la historia, y punto.

    Abrazos.

    ResponderEliminar